Uno de los más bellos cenobios de clausura sevillanos. Traspasada la portada exterior, nos encontraremos en el ajardinado compás donde se abre la puerta de la iglesia, conjunto característico del estilo Isabel, donde se combinan elementos góticos, mudéjares y renacentistas. En su ejecución colaboraron el ceramista Niculoso Pisano y el Escultor Pedro Millán.
El artesonado que cubre la nave de la iglesia es obra señera del carpintero de lo blanco Diego López de Arenas en 1623. Como en tantos otros conventos de Sevilla, en la nave se disponen dos retablos dedicados a los Santos Juanes, el Evangelista y el Bautista, cuyas imágenes son de Martínez Montañés en 1637-38. La escultura más antigua de la iglesia es la del Cristo del Coral, Crucificado tardo gótico del siglo XV. Un importante aliciente del convento lo constituye su Museo, instalada en varias dependencias altas, así como la deliciosa repostería elaborada por estas monjas jerónimas, que goza de merecida fama.