La pringá es una de las más curiosas y suculentas especialidades del tapeo sevillano. Su origen deriva de una costumbre muy familiar y extendida relativa al siempre magnífico cocido (o puchero) de esta tierra, del cual existen muy numerosas versiones. La norma habitual exige que en el cocido se sirva primero el caldo con los garbanzos y la verdura y como segundo plato las carnes y embutidos, que suelen consumirse sin cubiertos, simplemente aplastando y mezclando las carnes con trozos de pan. O sea, “pringando”. Como tapa, la “pringá” se presenta habitualmente como un “montadito” caliente.
Colocar todos los ingredientes, salvo la chacina y las patatas, limpios y troceados, en una olla tapada, con agua y sal, durante una hora aproximadamente e ir comprobando el grado de cocción.
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Cuando la verdura esté tierna, añadir el chorizo y la morcilla en rodajas y las patatas (en caso de elegirlas como ingrediente) en último lugar.
- ½ k de garbanzos, remojados y escurridos
- 150 gr de calabaza, ¼ de tocino, fresco y/o añejo al gusto
- 150 gr de zanahoria
- 100 gr judías verdes
- 2 choricitos de buena calidad (ibérico, serrano)
- 2 morcillitas serranas
- ¼ k de carne de cerdo (lomo o cabeza)
- 2 patatas medianas, lavadas y a trozos
- Sal
- Ingredientes opcionales: tagarninas, carne de pollo (pechuga), pimentón molido, apio, cardos, acelgas, nabos, etc.